A raíz de la observación de una depredación de lince ibérico sobre cabra montés, Juan Jiménez y colaboradores recopilaron otros casos recientes de consumo de ungulados silvestres por linces. Entre 2015 y 2024 recogieron 45 casos: 36 ciervos, 4 corzos, 3 cabras monteses y 2 arruís. Todos los casos analizados fueron protagonizados por linces machos nacidos en cautividad y liberados dentro de diferentes proyectos de reintroducción. Los ejemplares eran tanto residentes como divagantes.

En algunos casos la presa fue arrastrada unos pocos metros desde el lugar de captura hacia zonas más cubiertas de vegetación, y en la mayoría de las ocasiones fue ocultada con hierba, tierra o pequeñas ramas.

Existe un evidente sesgo de captura hacia presas de menor talla (hembras y crías), que puede explicar la mayor concentración de depredaciones en primavera y verano, cuando hay más disponibilidad de crías de ungulados. Las presas mayores localizadas pueden reflejar los límites de depredación del lince ibérico (35-50 kg) lo que superaría holgadamente el doble del peso máximo de un lince macho.

Corza consumida y parcialmente ocultada por el lince Kentaro en Ezcaray (La Rioja). Fotografía de César Aguilar

La capacidad observada de que algunos ejemplares pueden mantenerse durante la dispersión cazando ungulados, incluso en zonas de montaña, sugiere que las cordilleras podrían tener una función como corredores para conectar núcleos reproductores mayor de lo que cabría esperar de ambientes, a priori, poco favorables para la especie pensando solo en el conejo como presa principal.

Se puede acceder al manuscrito completo de Jiménez et al. (2025) Depredaciones de lince ibérico (Lynx pardinus) sobre ungulados silvestres, en el siguiente enlace